Entrevistas al alumnado:
Alejandra Carranza
Alejandra Carranza, es Pedagoga y Educadora Social.
Alejandra Carranza, alumna
¿En qué año hiciste el Master?
En la sexta edición, 2009-2010.
¿Cuál ha sido tu experiencia personal en el master y qué destacarías del mismo?
Lo compaginé con un trabajo muy absorbente, eso supuso que casi todo mi tiempo de ocio se transformaba en tiempo para el master. Al matricularme, lo asumí como un sacrificio para crecer profesionalmente porque en ese momento no sospechaba que iba a disfrutar como lo hice. El conjunto de motivadores constantes: el compañerismo, los aprendizajes estimulantes y una buena atmósfera de trabajo generada con profesores, tutores y dirección… hizo que fuera un espacio de crecimiento profesional y personal continuo. También me acercó a personas especiales con las que compartía muchos intereses y que ahora son mis amigos
Destaco el enfoque nítido y comprometido, aportado desde la experiencia y las teorías (en ese orden), que me ayudo a reflexionar y obtener una visión más realista y pragmática de mi profesión.
Háblanos sobre tu experiencia personal en el ámbito de la Cooperación para el Desarrollo o la Intervención Social
Llevo cinco años y medio trabajando en el ámbito de la protección de menores como educadora en centros de acogimiento residencial. Trabajar con niños y adolescentes estimula constantemente la creatividad, no hay dos niños ni dos días iguales en esta profesión, pero cada día cuenta y es tremendamente estimulante. La educación es la suma de muchas pequeñas cosas cotidianas, de los mensajes velados detrás de cada acción y decisión que emprendemos en nuestra relación con los niños. Esa responsabilidad impele a querer superarse constantemente como agente de cambio propio y ajeno. Cada educando te enseña algo sobre ti mismo y a la vez en ellos queda algo de tu dedicación, algo que se manifestará dentro de muchos años, cuando ya no puedas verlo. Este ideal compensa las frustraciones y los aspectos negativos de esta profesión, que por muchos es aún vista como beneficencia. Es importante cada avance en la profesionalización del sector para garantizar la cobertura óptima de los derechos de los niños y niñas con los que trabajamos. En este sentido el master puso su granito de arena.
¿Consideras útil/te ha servido de ayuda el master de forma general y también en tu caso particular, por qué?
El master supuso un baño de realidad muy necesario. Amplió mi mirada del sector y la completó. Mi experiencia hasta ese momento se había limitado a la intervención directa, obviando el ámbito de la gestión, como si de un mal necesario se tratase. A través del master comprendí la importancia de una buena gestión como imprescindible primer paso para una intervención social eficiente y he adquirido herramientas de trabajo, así como una perspectiva más global y elaborada de las organizaciones.
Por otro lado me permitió acercarme al mundo de la Cooperación al Desarrollo, con el que no había tenido contacto y despertó mi interés por este ámbito y sus particularidades
¿Qué destacarías de los impactos de la crisis en las políticas de CID e IS y los cambios que están conociendo?
Destaco la involución en el sector, que ya de por si tenía muchos aspectos mejorables, y el coste social de este retroceso. El retorno a abordajes asistencialistas y cortoplacistas que refuerzan las situaciones de desigualdad, que segregan y perpetúan la herencia generacional de las problemáticas sociales. El cambio en la mirada del otro, convirtiéndolo en sujeto pasivo receptor de recursos de emergencia, en detrimento de su dignidad y de un trabajo de mayor calado, dirigido a repercutir positivamente en su proceso de trasformación personal y, por ende, de la sociedad.