Entrevistas al alumnado:
Vanesa Álvarez
Soy Vanesa Alvarez, nací en Gijón en 1981 y después de vivir 26 años en mi Asturias querida, me fui a Centroamérica. Honduras y Guatemala han sido mis destinos fijos, pero también El Salvador, Nicaragua, Ecuador, Bolivia, Cuba, Panamá, Costa Rica, México… para poder poner en práctica lo estudiado y para quitar lo que no sirve para aprender tanto de estos lares. Esperemos seguir dando vueltas por este mundo loco porque aún no hemos aprendido ni el 10% de lo necesario.
Vanesa Alvarez en una cooperativa en Bolivia
¿En qué año hiciste el Máster?
De octubre de 2006 a junio de 2007
¿Cuál ha sido tu experiencia personal en el master y qué destacarías del mismo?
Llegué al máster con muchas ganas de aprender y muchas preguntas sobre la cooperación internacional: actores, gestión, proyectos, cómo participan los países receptores de la ayuda…. Pero sobre todo, ¿qué tengo que hacer para poder trabajar en este sector?
Háblanos sobre tu experiencia personal en el ámbito de la Cooperación para el Desarrollo o la Intervención Social
Los primeros contactos con la cooperación fueron de una manera totalmente informal, comencé como voluntaria en el año 2004 pasando un mes de mis vacaciones en San Cristóbal, un municipio del departamento de Alta Verapaz en Guatemala. Lo que en principio era un viaje de un mes para compartir y conocer un cachito de ese trocito del mundo, se acabó convirtiendo en una vivencia durante mis vacaciones de los dos años siguientes y la búsqueda de formación en este sector porque aprendí que con buena voluntad no es suficiente. Tras tres visitas a Guatemala y el máster, tuve la oportunidad de irme como Joven Cooperante a Tegucigalpa, Honduras; con el Programa de Fortalecimiento Municipal y Desarrollo Local. Durante 9 meses tuve la ocasión de trabajar en el campo del municipalismo, una de mis grandes debilidades y que además ahora se convertiría en mi dedicación profesional. Trabajábamos con 23 municipios de la República de Honduras. Coordinarse con las autoridades municipales así como con su personal técnico fue un aprendizaje doble: aprender a desechar lo ya aprendido porque ahora tocaba aprender lo nuevo a 10.000 km de casa. Después vinieron tres meses con una Beca de Investigación de la Fundación Carolina en el mismo programa y tras superar 4 meses sin trabajo volví, quién me lo iba a decir, nuevamente a Guatemala y quién me lo iba a decir, aquí sigo.
Vanesa Alvarez trabajando en un proyecto
Tres años en el campo del desarrollo local y casi uno como Responsable Misión de Movimiento por la Paz en Construcción de la Paz, un gran cambio que me permite seguir aprendiendo y me motiva a seguir estudiando en este sector para poder aportar desde el trabajo colectivo y con comunidades indígenas y autoridades todo lo que se va viendo, escuchando y desaprendiendo por el camino, y vuelta a empezar…
¿Consideras útil/te ha servido de ayuda el master de forma general y también en tu caso particular, por qué?
Sin duda alguna el Máster no sólo me abrió las puertas de este mundo sino que además ha sido y es, una herramienta básica para todo lo que ha tenido que venir después, ¿cómo sobrevivir sin marco lógico? ¿presupuestos, justificación? ¿Cómo sobrevivir sin esa frase de uno de los directores: “cuidado porque el papel lo aguanta todo”?
Identificar, formular, ejecutar, seguimiento, monitoreo... y tras 6 años evaluación, pero intermedia, definitivamente la valoración es positiva. A veces, se puede pensar que en cooperación todo el mundo puede hacer de todo, yo creo que hay que especializarse para poder aportar en un trabajo que yo vivo como mi verdadera vocación.
¿Qué destacarías de los impactos de la crisis en las políticas de CID e IS y los cambios que están conociendo?
Sin duda alguna la crisis ha llegado a la Cooperación, con recortes de hasta el 85% en los presupuestos es difícil no pensar que las cosas están cambiando, la cuestión está en no aprovechar esta crisis para seguir recortando. Alguien dice que cuando los países están en crisis, los otros necesitan más ayuda aún. Yo creo que es verdad, los derechos humanos son más vulnerables en época de crisis: los derechos de los pueblos indígenas apenas existen porque el desarrollo es más importante (empresas extractoras que desplazan ilegalmente a los pueblos de sus tierras); los derechos de las mujeres son simplemente de mujeres que siempre están pidiendo lo mismo (víctimas de violencia de género generación tras generación que no tienen acceso a la justicia porque la “justicia” no produce beneficios económicos); los derechos de la infancia son transformados en oportunidades de mano de obra barata (tabaco, minas, algodón, textil, ¿quién vende más barato en España? ¿quién nos da las mejores ofertas en una época en que estamos en crisis en Europa?)
Será desde los propios países donantes donde haya que revisar las reglas del juego, preguntarse si en nombre del desarrollo podemos permitir que se reduzcan las exigencias de las que en nuestros países no queremos ni oír hablar.